sábado, 28 de septiembre de 2013

Lluvia de invierno. Capitulo 1 y 2

Prólogo:

Soy posiblemente la persona menos indicada para hablar de amor.
Si bien relacionais el amor con el dolor puede que sea la persona correcta para hablar del tema.

El amor; a cuantas personas hace felices y a cuantas las destruye por dentro. Tened en cuenta que hay varios tipos de amor.
Existe al amor platónico, el amor propio, el amor a tus padres, el amor a los amigos, y por supuesto el amor a una pareja. El dolor depende, por supuesto, de quien te enamores.

Os contaré una historia de amor, diferente a cuantas conozcais. Una historia que dejando a un lado su base verídica, me gustaria que conocieseis.
 
Capitulo 1

«El frio viento de diciembre soplaba por las calles de su ciudad, agitando su pelo negro como el carbon.
Alice se arrepentia de haber salido de casa sin su abrigo.
Apresurada y muy nerviosa, se dirigía a casa de su hermana para contarle que sus multiples corazonadas no habían sido solo una simple sensación.

Alice vivía sola, nunca se habia planteado la opción de vivir con Charles, era muy reservada y maniatica.
Mentiría si no dijera que tal forma de pensar venia de haberse criado en una familia rota.
La joven se había encerrado en si misma desde pronta edad y nadie había sido capaz de penetrar esos muros, excepto su hermana.

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La hermana de Alice, Layla, era la única familia que le quedaba a la joven.
Abandonadas en una casa de caridad, ambas hermanas pasaron por momentos muy duros, ya que pese a su nombre, la casa de caridad no mostraba ni un ápice de bondad a las dos hermanas.

Layla, un año mayor que Alice, tuvo que empezar a trabajar a los 12 años, ya que la comida que les daban las monjas era insuficiente para ambas.
Era irónico que mujeres que entregaban su vida a dios para hacer de este un mundo mejor, ignorasen el hambre de los 53 niños los cuales tenían a su cuidado.

Había tantas cosas que Alice no entendía, el solo hecho de recordar el porque de que ambas estuviesen allí le hacia sentir un rencor increíble hacia sus padres. Pero ese sentimiento amargo se desvanecia cada vez que su hermana le contaba un cuento por las noches antes de irse a dormir.

Quizá el odio hacia sus padres es lo que a Alice le hacia aguantar en ese infierno.
Por lo contrario, Layla no sentía rencor, había aprendido a ver las cosas buenas de la vida, por pocas que fuesen. Tenia a Alice a su lado, no estaba sola, y eso siempre fue para ella un incentivo para poder continuar.

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Había empezado a llover, aun tenia que cruzar 3 calles para llegar a casa de Layla. El viento azotaba su cara. Tenia los pies mojados. Los coches que pasaban por la calle, la salpicaban. Su humor iba empeorando de camino a casa de su hermana.

Pese a la lluvia y la niebla espesa, a lo lejos podia ver una luz. Layla tenia la puerta abierta y la esperaba en el soportal.
Alice subió los cuatro escalones y se cobijó de la lluvia junto a Layla, que la invitó a pasar.

- Te abrazaria -dijo Alice- pero estoy empapada, me ha pillado la lluvia de camino..
- Bueno, ¿que era lo que querías contarme? -dijo Layla poniendo sobre los hombros de su hermana una manta color purpura- Te he notado muy nerviosa por teléfono.
- Es Charles, me ha dejado, me ha dicho que no me entiende, y al parecer, nadie lo hace..
- Mmm.. pero, ¿habeis discutido?
- Ha sido algo extraño, estabamos hablando como siempre, y de pronto ha empezado a decirme que ya no estaba seguro de lo que sentía, que no me entiende, que estoy muy distante con el y que lo mejor seria no vernos más.
- Vaya, ha sido bastante borde, pero tal vez solo tenia un mal día y lo ha pagado contigo Alice, ya verás como no tarda en llamarte para arreglar las..
- No Layla no -la cortó Alice- después de decirme todo eso ha salido de mi casa dando un portazo, quisiera haberle seguido, pero iba en pijama, así que me he asomado por la ventana para llamarle, pero no estaba solo Layla, iba con esa chica de la universidad.
- Oh dios mio, pero si el te juró que no la conocia.
- Pues esta claro que mentía. Me ha tenido engañada todos estos meses, cuando por fin logro confiar en alguien me falla de esta manera..
- Nunca se que decir en estos casos. Pero no te preocupes, ese cabrón no te merecia.
- Tal vez el problema sea yo Layla, todo
el mundo acaba huyendo de mi..
- Pero que tonterías dices! -la cortó su hermana- ese cabrón se veía con la universitaria, el problema no eres tu, es él, que es un inmoral. Y aun tiene los cojones de ir a tu casa y hacerte sentir culpable.

La habitación se quedó en silencio. Bajo aquella manta purpura, la ropa de Alice seguía mojada. Layla la miró con ternura, y Alice le devolvió la mirada, una mirada de agradecimiento.
Ambas con el pelo negro como el carbón y la tez muy blanca, eran bastante parecidas. Pese a llevarse un año de diferencia, Layla había criado a Alice como a una hija, siempre ocupándose de ella y trabajando por las dos en ocasiones.
Era mas delgada que Alice. Los huesos de los pomulos marcados en su cara la hacían aparentar mas años de los que tenia.

Alice se puso unos leggins a rayas de su hermana y una sudarera que esta le prestó. La ropa seca la hizo sentirse en parte protegida y a salvo.

Layla insistió en que Alice se quedara a dormir.
Solía soñar con su traumatica infancia en la casa de caridad, pero esa noche durmió de un tirón, sin pesadillas que le atormentasen.

Capitulo 2

Cuando despertó, su hermana seguía dormida. Caminó lenta y cuidadosamente hasta el salón, lleno de fotografías que Layla había hecho.
Layla era fotógrafa, todas sus fotos solían plasmar un sentimiento o emoción. A veces, viendolas, Alice se calmaba, le hacían reflexionar.

Entre dos imágenes de paisajes, había una foto que le llamó la atención.
Un hombre mayor con la mirada apacible, sonreía desde la fotografía. Alice sonrió, era Thomas. Le vinieron a la mente recuerdos breves pero felices.

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Thomas Dawson era un hombre de unos 70 años, no tenia hijos, y era ya viudo. Tenia alzheimer, una enfermedad degenerativa de la memoria.

Había ido a la casa de caridad, y había adoptado a Layla y Alice cuando tenían 17 y 16 años respectivamente.
Lo único que tenían que hacer a cambio era cuidarlo hasta que muriese.

Las dos hermanas, deseosas de salir de la casa de caridad, aceptaron. Thomas era un hombre adinerado, con muchas propiedades e influencias. Ese hombre fue una bendición para ellas, las trataba como si de sus hijas se tratasen, e incluso les dio su apellido. Al no tener herederos, decidió por ello, dejarles todo a las dos hermanas.

Cinco años después Thomas falleció.
Layla y Alice, solas en la mansión Dawson lo pasaron muy mal, notaban el gran vacio de Thomas, que había sido la única persona que se había portado bien con ellas y les había dado un futuro.

Layla se empezó a dedicar profesionalmente a la fotografia y se compró una casa en las afueras para huir de la casa donde había sido tan feliz.
Alice se quedó sola en la mansión durante unos meses, luego siguió los pasos de su hermana y se compro un piso pequeño. Se sentía culpable gastandose la herencia de Thomas.

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