- ¿Puede indicarme su nombre completo?
- Benjamin, Benjamin Ages, pero no me llame así por favor, demasiado formal, llamenme Ben - dijo guiñando un ojo.
Los tres pasaron al interior del bloque, subieron al ascensor y en la primera planta bajaron.
Joanna Miller, con ropa muy formal para su edad y unas gafas con montura marrón aparentaba al menos 10 años más de los que tenia. Por su aspecto, debía estar entregada a su trabajo. Mientras le mostraba el piso al chico su boca se movia muy rápido, y sonreía sin despegar los finos labios después de cada frase.
Sin embargo, Ben Ages tenia todo el tiempo una sonrisa enorme en la boca, su pelo negro se movía con cada movimiento de su cabeza. Llevaba unos vaqueros oscuros y una cazadora de cuero marrón.
El piso parecia impresionarle a Ben. A Alice le pareció ironico. La verdad es que ella lo llamaba su 'pequeño piso', porque así lo parecía comparado con la mansión Dawson, aunque en realidad era bastante más grande que un piso estándar.
No había dejado de mirarlo desde que habian entrado. No sabía que era pero le atraía profundamente, quizá fuese su forma de hablar o de sonreír..
- Creo que me lo quedo, necesitaría instalarme lo más pronto posible, ya saben, por motivos de trabajo y demás.
Me da igual si eso incrementa el precio, le pagaré lo que me pida.
- Bueno, si es asi podríamos quedar la semana que viene para cerrar la venta - dijo Joanna complacida.
- ¿No podria ser antes? ¿Mañana por ejemplo? - insistió él.
- Bueno, solo si a Alice le viene bien.
- Sssi, si, claro - Balbuceó Alice sintiéndose estúpida.
Ben la miró y le dedicó otra de sus sonrisas.
- Perfecto entonces - dijo él dando por terminada la visita.
Salieron del edificio, ya había oscurecido. Llovía.
- Maldita sea, he venido caminando - dijo Alice mirando el cielo.
- Yo llevo paraguas, la inmobiliaria está a dos calles de aquí, desde allí podras llamar a tu hermana para que venga a recogerte.
- Yo puedo llevarte - dijo Ben señalando su coche.
La idea pareció contrariar a Alice, esa escena le recordaba el día que conoció a Charles, también se habia ofrecido a llevarla en su coche, terminó enamorandose y al final él le hizo daño.
Pero una sensación de adrenalina en su interior le hizo aceptar la invitación del extraño.
Entonces recordó una frase que Thomas le decía a menudo 'Es curioso como a veces hacemos las cosas sin pensar, guiandonos solo por nuestro instinto'
Ben se quitó la cazadora de cuero y la puso sobre los hombros de Alice.
- Cubrete - dijo sonriendo.
'¿Porque siempre sonrie?' Se preguntó Alice escondiendo la cabeza bajo la cazadora del extraño.
Alice se despidió de Joanna y se giró bruscamente precipitandose al interior del coche.. Pero allí estaba Ben, mojandose en la lluvia, abriendole la puerta del coche. Alice soltó una carcajada seguido de un 'Gracias'.
Tenia los ojos marrones, con las lineas de expresión alrededor de la boca por su continua sonrisa.
- Tu no eres de por aquí, no? - Se le ocurrió preguntar, esperaba no haber sonado brusca.
- En efecto, ¿como lo has sabido?
- Tu apellido no es muy común.
- Cierto, me crié en Achville, una pequeña aldea al Norte. Pero cuéntame, ¿por que quieres vender el piso? ¿te mudas?
- Bueno, ehh.. cosas personales vuelvo a mi antigua casa.
- Pues tu dirás, ¿a donde te llevo?
- Todo a la derecha, y sigue recto - Alice le iba dando indicaciones para llegar a la mansión - No es por aquí, he dicho a la derecha.
- Es que aquí hay una buena cafetería, he pensado que podríamos parar a tomar algo hasta que pare la lluvia - miró a Alice como esperando su aprobación.
Esta sonrió, y accedió.
La cafetería, con la fachada de madera, tenia a ambos lados de la puerta dos escaparates llenos de dulces y pastas. Las mesas, en su interior, pequeñas y redondas, le daban al lugar un toque acogedor.
La dependienta, una mujer de unos 60 años se acercó y saludó efusivamente.
- Benjamin, ¡que alegría verte! ¿Y quien es ella? ¿Por fin has encontrado a tu chica ideal?
- Buenas tardes Malva - rió - es solo una amiga- dijo mirando a Alice.
- ¿Que queréis tomar? -dijo la mujer colocandose correctamente el pequeño delantal blanco.
- Yo un té - dijo rápidamente Ben - ¿y tu?
- Otro - contestó Alice.
- Y.. Malva, ¿puedes acercarme el periódico? - pidió Ben.
Encima de la mesa de al lado había un periódico, Malva lo cogió y dijo:
- ¿Os habéis enterado ya de lo de esa chica que usaba gotas para los ojos para envenenar a sus parejas?
Malva dejó el periódico sobre la mesa de Alice y Ben. Alice compezó a hiperventilar. Junto al titular 'Mataba a sus víctimas con gotas oftalmológicas diluidas en bebidas alcoholicas' había una fotografía en blanco y negro de una chica rubia. Era Lorette.